Hace falta ser un auténtico genio (o estar como una cabra) para perpretar una genialidad de esta magnitud: fusionar dos de los platos más venerados del planeta, las hamburguesas y el sushi, y que el resultado tenga cierto sentido.
La sushi burger es el último grito de la gastronomía japonesa, una combinación tan imposible como resultona cuyo éxito, suponemos, se debe a que el arroz combina de maravilla con cualquier ingrediente. Porque, aunque a primera vista pueda parecer una hamburguesa normal y corriente, lo cierto es que el tradicional pan de hamburguesa brilla por su ausencia: en la sushi burger, el relleno se dispone entre dos bases de arroz de sushi, que deben tener la consistencia necesaria para no desmoronarse al primer mordisco.
Es habitual encontrar hamburguesas de sushi a base de ternera teriyaki, katsu de pollo (o sea, la versión japonesa del pollo rebozado) o un tartar de cualquier cosa, atún, salmón o buey, por ejemplo. Y todo ello rematado con su tomatito y lechuga y aderezo convenientemente con salsas de lo más variopinto, desde una clásica mostaza hasta un curry japonés. Y es que, al final, la sushi burger simplemente toma prestado lo mejor de cada uno de los dos platos que le dan nombre.
Locales míticos como MOS Burger, la cadena japonesa de hamburgueserías, tienen la sushi burger en su carta desde hace un montón de años, pero lo cierto es que es ahora cuando el fenómeno ha explotado de tal manera que hasta empresas tan poco dadas a hacer cosas raras, como McDonald's, están experimentando con esta variedad en sus establecimientos del sur de Asia.
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